«Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si el mundo fuese a durar para siempre (M. Gandhi)»
Cautivados por los maratones que ha empezado a hacer nuestro amigo de 40 años, que nunca había hecho deporte, nos corroe un impulso natural de intentar ser “corredores”, clase social muy valorada actualmente.
Parece que el cobarde es el que no corre, y dejamos atrás ese pensamiento obsoleto, porque verás que el panadero, el frutero, el electricista, el marmolero, el peluquero, el dentista,… hasta el empresario más exitoso, todos son asiduos a este deporte que solo consiste en correr, y al cual han denominado running.
Anhelamos ser runners y cumplir objetivos más o menos exigentes con los que fardar en las comidas familiares y de empresa. Pero más allá de este inminente deseo de hacer “proezas deportivas” como carreras de larga distancia o triatlones, hay quien lo hace por pura pasión, sin tener que demostrar nada a nadie; son los disfrutan de ser libres recorriendo lugares mientras su respiración se acelera y se empapan de ese sudor que les baña de felicidad cuando acaban.
Particularmente valoro mucho más a aquellos corredores que disfrutan de la actividad en sí, sin estrés ni prisas por demostrar nada a nadie, y con el fiel convencimiento de que quieren seguir corriendo el resto de sus vidas.
Últimamente he coincidido en alguna carrera, con uno de mis alumnos de las escuelas INTELLIGENT-INTERVAL, que con 69 años, es un ejemplo a seguir, pues a pesar de llevar muchas décadas corriendo, sigue disfrutando del placer de correr varios días a la semana y así quiere perpetuarlo el resto de su vida sin necesidad de demostrar resultados, aunque luego se suba al pódium en alguna prueba popular.
Y en contraste a este alumno ejemplar, veo como la gente de las carreras en las que participo habitualmente por mi zona, no se corresponden con las que tenía en el recuerdo hace 5 años, y estoy seguro que no llega a un 10% de los que corrían años atrás, tanto los que estaban adelante como los que llegaban más atrás. Y es por ello que lanzo una reflexión…
No se trata de ser un corredor exitoso para la galería social durante solo un tiempo efímero (1, 2 o 3 años), sino que el verdadero triunfo de este deporte es saber ser comedido y tener paciencia para ir poco a poco, con el objetivo de que dentro de 5, de 10, de 20 y de 30 años sigamos disfrutando corriendo, y con el claro objetivo de que repercuta positivamente en nuestras vidas.
Y si ahora me preguntan cual es mi meta deportiva, te diré que deseo seguir viéndome como un corredor sin lesiones ni obsesiones deportivas, y tú… ¿qué quieres ser de mayor?