Cuando se entrena un mismo gesto deportivo de una manera más o menos intensa casi todos los días de la semana, tenemos todas las posibilidades de sufrir una fatiga crónica muy desagradable, que merma nuestro rendimiento y nos impide seguir disfrutando del deporte. Esto puede darse en cualquier modalidad deportiva pero sobre todo se manifiesta en aquellas de componente aeróbico en las que se solicita siempre un mismo grupo muscular, como puede ser el ciclismo o la carrera. Normalmente es fruto de no saber entrenar y carecer de una correcta planificación, ya que no podemos entrenar sin saber aplicar correctamente las cargas de entrenamiento. Muchas veces, necesitaremos del apoyo de un buen profesional o entrenador que nos guie y nos haga entender que cuando entrenamos, dos más dos no siempre es igual a cuatro y a veces cuanto más se entrena menos se progresa. Y es que, influyen muchos más factores de los que pensamos.
Las personas con sobreentrenamiento aparte de no rendir bien se encuentran: apáticas, desganadas, irritadas, sin apetito, con dificultad para concentrarse, con la líbido disminuida, sin ilusión, con dificultades para dormir a pesar de estar cansados y con las pulsaciones elevadas en reposo pero disminuidas durante la actividad física.
El sobreentrenamiento se puede detectar de una manera objetiva mediante una analítica, en la que se comparan los niveles de cortisol y testosterona. En casos de sobreentrenamiento el cortisol (hormona del estrés) está disparado mientras que la testosterona (hormona “recuperadora”) está disminuida. La solución pasa, lógicamente, por descansar durante unos días o semanas y retomar de nuevo los entrenamientos de una manera suave hasta que el cuerpo se recupere.
Para concluir os quiero dejar claro que lo más importante en este tema es la prevención, y para ello debemos siempre ser cautos en los entrenamientos, procurando siempre quedarnos más cortos que pasarnos, sobre todo en aquellas personas propensas a excederse en los entrenamientos.