¿Por qué corremos maratones?

 A muchos de nosotros a menudo nos sorprende por qué hay miles de personas en todo el mundo que corren carreras de 42 km como serian los maratones o incluso de más distancia, las tan de moda carreras de ultratrail. Un ejemplo serian las distintas pruebas que se disputaron hace unos días en el mítico Mont Blanc. En una de ellas (la C.C.C.) participó nuestro amigo Francisco José Martínez Ferrero (Fran “el marmolero”) invirtiendo un tiempo de 21 horas en recorrer 101 km con un desnivel positivo superior a 6000 m (ascendiendo a varias cimas de casi 3000 m).

Si nos paramos a reflexionar qué es lo que mueve a un deportista a enfrentarse a semejantes retos, podemos comprobar cómo nuestra genética evolutiva es la que manda, ya que como siempre he dicho, el cuerpo humano está diseñado para recorrer muchos kilómetros. Lo que unido una buena preparación física, mucha fuerza de voluntad y un poco de cabezonería, hacen que deportistas, como el bañezano Fran, partipe y termine sin problemas pruebas tan duras y exigentes como la C.C.C. del Mont Blanc, en apariencia solo hecha para inmortales.

Centrándonos en datos estadísticos se puede comprobar que uno de cada tres corredores populares ha completado una carrera de más de 40 km al menos una vez en la vida, y uno de cada dos aseguró que su principal reto en pruebas de ultrafondo era llegar a meta.