Para protegernos aún más de la gripe, debemos cuidarnos todo lo posible para mantener “unas defensas altas”, pero ¿cómo se consigue esto?
Hay tres pilares básicos para lograrlo:
- El descanso correcto: dormir las horas suficientes no solo nos permite recargar las pilas, sino también mantener un sistema defensivo más saneado.
- La alimentación adecuada: comer de manera equilibrada y en su justa medida propicia un buen sustrato para generar más y mejores defensas.
- El ejercicio físico moderado: cualquier actividad física, no intensa y periódica, mejorará y aumentará nuestras defensas a niveles superiores a cuando estamos en reposo.
Me extenderé en el tercer apartado, para explicaros cómo, cuando hacemos deporte, nuestros niveles defensivos aumentan, pero este incremento no es proporcional al ejercicio. Está demostrado que hay un punto óptimo de 30 minutos de ejercicio, 4-5 días a la semana, en el cual nuestro nivel defensivo está al máximo rendimiento.
Si sobrepasamos este tiempo en un margen de 15-20 minutos más por día, las defensas se mantendrán al mismo nivel, pero que si lo sobrepasamos aún más, empezarán a disminuir, llegando incluso a valores inferiores a si no hiciéramos ejercicio, lo que suele ocurrir a partir de las 8 horas de entrenamiento semanal.
Esta es otra razón para hacer deporte con cabeza y no a lo loco. Y es que, a veces, nos dejamos llevar por las sensaciones y sin darnos cuenta nos pasamos, cuando no nos dedicamos a ello profesionalmente.
Todos los deportistas de élite, por entrenar más de 14 horas a la semana, tienen una mayor propensión a «griparse» que una persona sedentaria que no hace deporte, por eso extreman al máximo el cuidado dando mucha más importancia a los dos primeros apartados comentados: el descanso y la alimentación.
Puedes descargarte este archivo publicado en la revista Sport Life que viene a completar lo comentado: