Los 7 pecados capitales que cometí estas Navidades corriendo San Silvestres

Hay veces que llevo el cuerpo al extremo y hago cosas que nunca recomendaría a mis pupilos, con vistas a experimentar lo prohibido en el deporte, y en esta ocasión competí en ¡¡7 San Silvestres en apenas 8 días!!


Procedo a enseñaros los 7 pecados capitales que cometí y mi arrepentimiento como «CORREDOR PECADORR»:


–  San Silvestre 1 (Sábado 28 diciembre): la cosa pintaba bien pues había competido hacía solo 1 semana en un Cross, y me encontraba fenomenal tras un entreno de series en cuesta a mitad de semana; acabé la carera de 6 km a un ritmo de 3,21/km y llegando segundo al sprint con el ganador.

PECADO CAPITAL: SOBERBIA por mi sobrevaloración de querer rendir en las 7 carreras navideñas que me había planteado, dejando patente una cierta altivez y vanidad, dejando claro la falta de HUMILDAD, MODESTIA y SENCILLEZ que debería tener todo corredor.


San Silvestre 2 (Domingo 29, 16:30): Carrera con suculentas cestas a los 3 primeros clasificados, pero no solo quería llevarme una de ella, sino que además quise utilizar la prueba como un calentamiento para la posterior San Silvestre que haría en la capital leonesa unos minutos después tras desplazarme a ambas en bicicleta; finalmente tuve que cubrir el circuito de 5,5 km con muchas cuestas a un ritmo elevado (3,25/km) para llegar el primero a meta y sin sorpresas.

PECADO CAPITAL: AVARICIA por hacerme con el premio mayor a sabiendas que luego tenía que correr otra prueba, dejando de lado el altruismo de correr por correr que debe primar en los corredores populares, y careciendo de GENEROSIDAD con otros corredores que podrían haberse llevado un tipo de premio que yo iba a tener en casi todas las carreras a las que iba a ir.


San Silvestre 3 (Domingo 29, 17:30): Carrera navideña más importante en la provincia de León con 7 km de un rapidísimo circuito que discurre por el centro de la capital, y en el que llegué pesado de piernas por las cuestas y ritmo imprimido en la carrera de media hora antes; con una motivación máxima conseguí un ritmo real de 3,14/km con el que pude subirme al pódium de los veteranos de más de 40 años.

PECADO CAPITAL: GULA por esa glotonería de quererlo correr todo, como el estar en dos pruebas que se disputaban por la tarde de un mismo día y que hacía decantarse por una u otra, pero parece que me sabía a poco y decidí empacharme de San Silvestres de una manera irracional e innecesaria, dejando que brillara por su ausencia la TEMPLANZA que debe caracterizar a los corredores inteligentes.


San Silvestre 4 (Martes 31 por la mañana): Era una de las San Silvestres más antiguas de la provincia, y quise participar por primera vez; se trataba de una carrera con un trazado favorable en los 5,5 km que pude terminar primero a un ritmo de 3,13/km con un primer kilómetro de infarto a 2,46.

PECADO CAPITAL: IRA por ese sentimiento descontrolado antes de participar en la otra San Silvestre que iba a correr por la tarde y que era más importante, con lo que se veía una falta de PACIENCIA, que sin duda debería es la virtud que debería guiar a cualquier corredor.


San Silvestre 5 (Martes 31 por la tarde): Sobre un recorrido rápido de tan solo 4 km corrí a un ritmo medio menor de lo esperado, 3,18/km, dada la falta de frescura en las pierna, y fui superado por un par de rivales habituales.

PECADO CAPITAL: ENVIDIA por ese deseo insaciable de seguir ganando y por no haber dado batalla a ninguno de mis dos contrincantes habituales, y aunque son buenos amigos y mejores atletas que yo, parecía que carecía de la AMISTAD que deben tener los corredores con sus compañeros y rivales.


San Silvestre 6 (Sábado 5 de enero): Llegado este punto ya empezaba a tener cierta desgana y no tenía la misma ilusión de las carreras anteriores, pero me propuse seguir con el reto y me desplacé a una carrera cercana que se disputaba por caminos, en la que pude acabar segundo a un ritmo medio de 3,22/km en los 5 km.

PECADO CAPITAL: la PEREZA se inundó de mi, y ni tomando café quité la desgana por correr, y sin duda carecía del esmero y el cuidado de las anteriores carreras, dejando claro la falta de ENTUSIASMO que deben rezumar los corredores.


San Silvestre 7 (domingo 6): Era la última carrera de las Navidades y sobre un recorrido de 7,5 km, pude mantener el mismo ritmo de 3,22/km del día anterior; la fatiga lógica de tanta carrera, parecía que no tenía fin y quería seguir con un ese emborrachamiento de carreras y bacanal competitivo.

PECADO CAPITAL: LUJURIA por el exceso y demasía de competiciones en las que estaba participando, con una falta de MODERACIÓN y de la adecuada programación que deben tener los corredores inteligentes.


Espero no te haya aburrido mucho con tanta carrera, y me gustaría que con esta descripción graciosa de los 7 pecados capitales, te haya quedado claro lo que no debes hacer, y que en contrapartida aprendas las virtudes que contrarrestan esos pecados, y que sin duda deberías poner en práctica tanto en el deporte como en la vida para el 2020: