A mediados del siglo pasado un grupo de científicos estadounidenses descubrió una serie de sustancias producidas en el sistema nervioso central que generaban estados de euforia, a las cuales les llamaron endorfinas porque se producen dentro de nuestro cuerpo y tienen un efecto similar a la morfina de quitar el dolor.
Estas sustancias se generan básicamente en situaciones límite de felicidad o sufrimiento, y su función es liberar del dolor físico y producir un estado mental de euforia, alegría y relajación. Pero no solo se produce en estas circunstancias sino también cuando nos movemos y hacemos actividad física, con lo cual el deporte aunque a veces sea sacrificado, engancha, sobre todo a las personas que son capaces de segregar más endorfinas cuando lo practican.
Este hecho hace del ejercicio un excelente aliado para tratar a muchos pacientes con dolores crónicos de todo tipo evitando el consumo de muchos medicamentos, si bien puede convertirse en una adicción y producir el efecto contrario:
Si abusas de sus bondades y te pasas entrenando para poder obtenerlas en mayores dosis, puede darse días en los que por circunstancias varias: laborales, familiares, enfermedades, lesiones,… no puedas hacer deporte y te subas por las paredes del síndrome de abstinencia que tendrás.
Estas sustancias son buenas para generar y afianzar el hábito deportivo pero pueden hacer que no disfrutes plenamente de tu actividad deportiva, por eso como siempre digo, hay que darle al cuerpo la dosis exacta de deporte y pasarte no va a tener mayores virtudes a nivel físico, mental y de rendimiento sino más inconvenientes de todo tipo y encima generarás una adicción innecesaria a las endorfinas.
No te pases haciendo deporte, ¡SE INTELIGENTE! y entrena con cabeza: