Desde pequeños hemos oído decir que si orinamos en la piscina, el agua que nos rodea cambiará de color y nos delatará de que nos hemos meado. Pero en realidad, ninguna piscina del mundo, tiene este producto en el agua, no porque no exista, ya que hay ciertos líquidos que si los añadimos al agua, son capaces de cambiar el color del agua al contacto con cualquier ácido, como el ácido úrico de la orina, del sudor y también ante la suciedad, pero parece que no es realmente seguro para la salud y además imagino que las piscinas serían un festival de colores.
Dicho esto, parece que no pasaría nada si nos meamos en la piscina, pero hay que ser conscientes de que es una marranada, y aunque haya cloro que lo desinfecte todo, no podemos mearnos a la ligera y que la gente nade entre nuestras secreciones corporales, ya que solo de pensarlo se quitan las ganas de bañarse.
Ciertos estudios han demostrado que cuando el ácido úrico de la orina entra en contacto con el cloro del agua de la piscina, se forman unos compuestos químicos peligrosos que son parecidos al cianuro y que al parecer no es nada recomendable estar en contacto con ellos ya que resultan perjudiciales.
Mi consejo y el de las normas de cualquier piscina pública es que no te mees dentro del agua y no vale poner la excusa de que el mejor nadador de la historia, Michael Phelps haya hecho público que casi siempre se mea en la piscina, porque en parte se le puede perdonar al tener que realizar intensas sesiones de entrenamiento que pueden llegar a los 100 km semanales y apenas le dan margen para salir del agua.
Por todo lo expuesto, concluyo diciendo que mear en la piscina no es lo más conveniente para nuestra salud y si además presumes de ser deportista y te da pereza salir al baño, creo que en el fondo eres un vago redomado además de un cerdo.