Lo que el Papa Francisco opina del Deporte

El papa Francisco es un apasionado del fútbol y llevó su pasión hasta el Vaticano. Desde chico disfrutaba de los partidos con sus amigos en un terreno ubicado en la Iglesia Medalla Milagrosa, en su barrio natal de Flores. Y fue su padre, Mario Bergoglio, quien lo inició en este camino y le contagió la pasión por su equipo favorito, San Lorenzo de Almagro, un club fundado por un cura en 1908 para rescatar a los niños que vivían en las calles.

Pero además de forofo del fútbol, el Papa Francisco ve valores muy positivos en el deporte y recientemente reiteró el apoyo de la Iglesia a la actividad deportiva, como instrumento de promoción de los valores humanos y religiosos, que son cimiento de una sociedad más justa y solidaria:

«Los lazos entre la Iglesia y el deporte son una bella realidad que se ha ido consolidando en el tiempo, porque la Comunidad eclesial ve en el deporte un válido instrumento para el crecimiento integral de la persona humana. La práctica del deporte, en efecto, estimula una sana superación de sí mismos y de los propios egoísmos, entrena el espíritu de sacrificio y, si se enfoca correctamente, favorece la lealtad en las relaciones interpersonales, la amistad y el respeto de las reglas. Es importante que cuantos se dedican al deporte, en los distintos niveles, promuevan los valores humanos y religiosos que son la base de una sociedad más justa y solidaria. Ello es posible, porque el lenguaje del deporte es un lenguaje universal, que supera las fronteras, los idiomas, las razas, las religiones y las ideologías; tiene la capacidad de unir a las personas, favoreciendo el diálogo y la acogida. ¡Este es un recurso muy valioso!».

«El deporte es un camino educativo. Hay tres pilares fundamentales para los niños y jóvenes: la educación (escolar y familiar), el deporte y el trabajo. Cuando tenemos esos tres, contamos con las condiciones para desarrollar una vida plena y auténtica, evitando así las dependencias que envenenan y destruyen la existencia».

«La Iglesia se interesa por el deporte porque le preocupa el ser humano, todo el ser humano , y reconoce que la actividad deportiva repercute en la formación de la persona, en sus relaciones, en su espiritualidad».

«La presión de querer lograr resultados significativos nunca debe empujar a tomar atajos, como en el caso de dopaje. Tanto los atletas como los entrenadores y los dirigentes tienen la misión de convertirse en modelos para imitar, deben transformarse en un buen testimonio de los valores humanos. ¡Que fea y estéril es la victoria que se alcanza haciendo trampas en las normas y engañando a los demás!».