Nada más que te notes con un trancazo, lo primero que debes tener en cuenta es que te encuentras débil y tus defensas no están en su mejor momento debido a que la infección te las está dejando agotadas. Además cuando realizas ejercicio intenso, disminuyen aún más por lo que estás expuesto a que empeore la infección, por lo cual, hay dejar que el organismo se recupere durante unos cuantos días. Lo ideal sería dejar un reposo de al menos una semana sin hacer ningún ejercicio físico considerable, y limitando la actividad física a pequeñas caminatas cortas y bien abrigados. Si hacemos caso omiso, seguramente volvamos a recaer más tarde y así podemos encadenar múltiples catarros en una misma temporada debido a una mala curación del catarro o gripe inicial.
A buen seguro que quienes solemos hacer deporte casi todos los días, nos subamos por las paredes por no disponer de ese “vicio” que nos da vitalidad y energía, pero hay que ser muy cautos en este aspecto, ya que si arriesgamos y empezamos antes de tiempo, luego vamos a perder más días de los previstos.
Una vez te hayas recuperado del proceso catarral o gripal, ni se te ocurra en los primeros días volver de golpe a tu actividad deportiva habitual. Si has tenido una semana de inactividad no habrás perdido prácticamente nada de forma, aunque sí bastante tono cardiaco y muscular. Por ello, aparte de la debilidad propia del proceso que has pasado, las pulsaciones las llevarás disparadas, y hay que darse unos días para que vuelvan a su sitio. Para comenzar a recuperar sensaciones deberás hacer una semana progresiva en la que no busques recuperar lo perdido las semanas anteriores. Y una vez hecha esa semana de transición, podrás volver al punto donde te encontrabas anteriormente pudiendo retomar la normalidad de los entrenamientos y de tu vida en general.