¿Cuáles son los riesgos de ser adicto a la actividad física y qué hacer?

La dependencia de la actividad física puede dar lugar a efectos negativos tanto físicos como psicológicos: el agravamiento de una lesión, la aparición de un trastorno psicológico asociado al entrenamiento exhaustivo (tipo burnout), la aparición trastornos de la conducta alimentaria: anorexia y bulimia, con todas las consecuencias conocidas: pérdida de peso, amenorrea, osteoporosis, complicaciones cardíacas…. Además la adicción a la actividad física genera graves sentimientos de abstinencia  como son la culpa, la depresión, la irritabilidad, la inquietud, la tensión y la ansiedad. Por otra parte, esta dependencia puede llevar a la retirada de la vida social, con un progresivo aislamiento de la persona, lo que conduce a un círculo vicioso de deporte  y descuido de otras actividades.

Por tanto vemos que ser adicto a la actividad física afecta a los tres pilares básicos de la salud del individuo: el físico, la mente y las relaciones sociales, ¿qué hacer entonces?

  • Lo primero que se debe hacer, es probablemente la más difícil, e implica la identificación de la adicción como tal. Se debe ser muy consciente de los diferentes síntomas mencionados en la anterior entrega, encendiendo todas las alarmas cuando están presentes más de tres de esos seis signos especificados.
  • A continuación, es necesario tener en cuenta las posibles consecuencias de estar inmersos en la adicción y sobre todo anticipar posibles daños colaterales antes de que sea demasiado tarde.
  • Posteriormente tenemos que hablar con el entrenador, los amigos, la familia… para tratar sobre este tema. No se debe dudar tampoco en consultar al médico de cabecera o al médico deportivo si se tuviera. La asesoría especializada con un psicólogo también resulta imprescindible.
  • A continuación hay que diseñar un plan diario y semanal para ir reduciendo paulatinamente la dosis de actividad física y es importante tener en cuenta que la retirada no debe ser forzada sino que debe hacerse consciente por el propio deportista.
  • En algunos casos se hace necesario un tratamiento ansiolítico que deberá ser supervisado por un médico para evitar posibles efectos secundarios y una grave descompensación psicológica.

Como sabemos todos, siempre es mejor prevenir mejor que curar, por tanto disfruta y vive el deporte intensamente pero sin convertirlo en una obsesión que condicione tu vida.