El ambiente deportivo está caracterizado por importantes muestras de ayuda y cooperación, siendo uno de los escenarios que rezuman compañerismo por los cuatro costados. Y es que, cuando hacemos deporte se despiertan y potencian muchos de nuestros instintos más positivos, y entre ellos, el de ayudar tanto a los compañeros como a los propios rivales. La continúa secreción de endorfinas y otras drogas naturales, que refuerzan nuestras emociones mientras practicamos deporte, generan muestras constantes de amistad. Así, dejando a un lado las rivalidades propias de la competición, los deportistas son capaces de sacrificarse por los compañeros en infinidad de situaciones.
Para afianzar esto voy a poner el ejemplo de un corredor valenciano, llamado Manuel S. P., al cual tengo la suerte de entrenar.
Manuel demostró en su participación en la Ultra Trail de Cavalls del Vent del año pasado un claro ejemplo de compañerismo. En esta competición se tienen que completar 100 km por el Pirineo catalán con un desnivel acumulado de casi 14.000 m, siendo la edición del 2012 un auténtico infierno, hubo tramos con 0 grados y un viento de 40-50 km/h lo que equivale a estar a 15 bajo cero.
Esta situación extrema que no se preveía, llevó al fallecimiento de algún corredor. Mi amigo Manuel, a mitad de recorrido pudo ver como en un par de corredores, en pantalón corto, camiseta de tirantes y un simple chubasquero se refugiaban al abrigo de una roca abrazados para darse calor, a punto de morirse de un paro cardiaco por hipotermia. Nada más verlos, optó por quitarse ropa que llevaba él para abrigarlos, les dio comida y comenzó a moverlos para que no se quedaran quietos. Consciente de que ponía en riesgo su vida, además de sacrificar el poder terminar su carrera a la que dedicó tantos meses de sacrificio, pero con la satisfacción de haber salvado la vida a dos personas que de no haber sido por él, hubiesen fallecido en pocos minutos.
Esto es un pequeño ejemplo del gran compañerismo y buen rollo que hay en el mundo del deporte y que es difícil de ver en otras parcelas de nuestra vida en la que normalmente nos importa un carajo si al vecino le va bien o mal y cada uno va a lo suyo.
Por tanto, podemos decir que en el deporte, a pesar de ver rivalidad en las competiciones, en el fondo hay un gran compañerismo, con algunas excepciones que son las que hacen cumplir la regla de lo comentado.