Hacer mucho deporte, ¡envejece y debilita!

 A nivel de salud, nos conviene mantenernos físicamente activos haciendo deporte para así evitar la mayoría de las enfermedades actuales derivadas del sedentarismo. Pero el problema surge cuando hacemos actividad física sin control ni mesura, pensando que cuanto más deporte hagamos mejor nos encontraremos. Lejos de lograrlo, lo que conseguiríamos es someter al cuerpo a un estrés que a medio plazo pasará factura y notaremos una serie de secuelas inducidas por el agotamiento metabólico y la oxidación celular, como por ejemplo:

  • Desgate irreversible de tendones, ligamentos y articulaciones.
  • Anemias y carencias nutricionales por el debilitamiento de los depósitos de vitaminas y minerales del organismo, a pesar de tomar suplementos.
  • Alteraciones en el normal funcionamiento de las vísceras: hígado, riñones…
  • Merma de la capacidad inmunitaria con el consiguiente incremento de infecciones y contagios.
  • Saturación constante del sistema digestivo, al tener que comer más para compensar el gasto calórico producido durante la actividad física desmesurada.
  • Depósito de un gran número de toxinas y productos de desecho del metabolismo energético en diversos tejidos, entre ellos la piel y las mucosas, que hacen que tengamos un aspecto desmejorado.
  • Niveles de energía disminuidos que nos hacen sentirnos envejecidos al faltarnos “chispa” para el día a día con nuestra familia y en el trabajo.
  • Altibajos emocionales a consecuencia de la fatiga crónica acumulada que aceleran la degeneración cognitiva.
  • Desnaturalización de la dermis con una mayor aparición de arrugas (ver la foto del gran atleta Gebresslasie, en la que cuando tenía treinta y poco años aparentaba más de cincuenta a pesar de haber hecho deporte toda su vida).

Mi consejo para que esto no nos ocurra y no aceleremos el proceso normal de envejecimiento, es por un lado evitar ponernos objetivos deportivos muy exigentes que nos impliquen tener que entrenar muchas horas, y por otro lado buscar un equilibrio deportivo en el que evitemos dejarnos llevar por todos los beneficios del deporte, pensando que cuanto más hagamos mejor. Si bien, esto no debería ser una escusa para no hacer deporte, porque como hemos dejado claro en anteriores entradas, las virtudes de la actividad física son ilimitadas.