La aclimatación es el procedimiento por el cual un individuo se adapta fisiológicamente a los cambios que se producen en su medio ambiente, y que en general tienen relación directa con el clima.
En pleno enero, el organismo de un deportista no se comportaría de igual manera compitiendo en ciudades tan distintas como por ejemplo Tenerife y León, es por ello que si estamos en León y queremos competir en Tenerife nos deberíamos aclimatar al calor, mientras que si estamos en Tenerife y queremos acudir a León para competir nos deberíamos de aclimatar al frío.
En el primer caso el leonés que acude a Tenerife, persigue con la aclimatación que el organismo optimice sus mecanismos principales de refrigeración para que tolere mejor el estrés térmico que se produce durante el ejercicio en este ambiente. Cuando un deportista se adapta al calor y a la humedad aumenta la producción de sudor, además, por efecto de la adaptación se produce un claro adelanto en la producción del sudor, que comienza a generarse a temperaturas corporales inferiores a las de los sujetos no aclimatados. Este sudor posee una menor concentración de sales minerales por lo que sus pérdidas son menores.
En el segundo caso el tinerfeño que viene a León, busca minimizar los problemas de realizar ejercicio en un ambiente de frío intenso. Fisiológicamente existen principalmente dos respuestas para minimizar los efectos de la hipotermia: la contracción muscular por temblor involuntario (tiritar) y la vasoconstricción periférica, disminuyendo el flujo sanguíneo de la piel. También se producen adaptaciones de la frecuencia cardiaca (bradicardia) y de la ventilación. La aparición de vasoconstricción como mecanismo adaptativo reduce los niveles de ácidos grasos libres, aumentándose la utilización de carbohidratos como fuente energética, por lo que es fundamental realizar una dieta adecuada en la que se debe hacer especial hincapié en la toma de hidratos de carbono. Cabe resaltar también que en condiciones climáticas de frío y aire seco como las que se dan en León, la pérdida de líquidos es mayor, por lo que realizar una correcta hidratación es de vital importancia. Resulta fundamental incidir en este tema, ya que al no existir una transpiración visible, el deportista no es capaz de reconocer las pérdidas y, por lo tanto, tampoco realiza una adecuada reposición.