A punto de concluir todos los exámenes, y entre ellos los de los estudiantes universitarios, que tienen que empollar y aprender grandes cantidades de materia, parece que lo único que importa es realizar largas sesiones de estudio, sin tener en cuenta que cuerpo y mente están conectados. Si no ejercitamos nuestro cuerpo, la mente no funciona igual de bien y no le podremos sacar todo el rendimiento esperado. Algunos jóvenes consideran que por la carga de sus materias no tienen tiempo para el deporte, pero quizá lo que en realidad necesitan es manejar una buena administración de sus horarios.
Cuando hacemos deporte, se segregan drogas naturales (endorfinas) que nos hacen sentirnos bien, y además todos los vasos sanguíneos, incluidos los del cerebro, se dilatan y permiten una mayor y más eficaz irrigación, haciendo llegar el oxígeno a todos los tejidos, con lo que nuestra mente se beneficia de ello teniendo mayor lucidez de ideas, más concentración y un incremento en la capacidad de retención de conceptos.
No hace falta darse “palizas” para estudiar más. Con una sesión de 15-30 minutos será más que suficiente, y en ella realizaremos actividades sencillas y que nos gusten, como echar unas canastas, correr, andar, nadar, patinar, hacer una rutina rápida de pesas, un paseo en bicicleta, bailar…