Agonía buena y agonía mala en el deporte

«Cuanto más se dividen los obstáculos, más fáciles son de vencer (Concepción Arenal)»

El término «AGONÍA» según la R.A.E. significa:

  • Angustia y congoja del moribundo; estado que precede a la mente.
  • Pena o aflicción extremada.
  • Angustia o congoja provocadas por conflictos espirituales.
  • Ansia o deseo vehemente (impetuoso).
  • Lucha, contienda.

En ninguno de estos 5 posibles significados, se hace alusión al deporte, pero estarás de acuerdo conmigo en que, es un vocablo muy utilizado para describir situaciones de esfuerzo intenso y de estados previos al agotamiento extremo.

Deportivamente hablando se podrían diferenciar dos tipos de agonía:

> AGONÍA BUENA: es cuando damos el máximo en un esfuerzo deportivo (entrenando o compitiendo), y llegamos a ese punto de sufrimiento que llamamos agónico, pero que permite dar lo mejor de nosotros, disfrutando a la vez que sufrimos de la situación; «Disfrutar sufriendo» como dice uno de mis pupilos de IM, llamado Pedro Ignacio Cuevas.

> AGONÍA MALA: podría ser de 2 tipos:

  1. Aquella que se tiene en esfuerzos, que no siendo máximos, nos hacen sentir “espesos” y como si nos pesara la vida; se da en situaciones de sobreentrenamiento y también en ciertos calentamientos hasta que el cuerpo engrasa física y mentalmente.
  2. Por otro lado estaría esa agonía que aparece al dilatar en el tiempo la agonía buena, produciéndose un colapso físico y mental para así impedir llevar el cuerpo al límite de sus posibilidades evitando un fallo multiorgánico fatal para la vida; tendría una clara finalidad de supervivencia.

En el deporte hay que buscar siempre esa agonía buena que nos haga rendir más en entrenamientos y competiciones, y para que no se convierta en agonía mala, os daré unos sencillos consejos para que sea soportable, no te limite y puedas disfrutar de ella:

  • Divide mentalmente el esfuerzo en partes, y solo piensa en ir terminando cada una de las partes en la que te encuentres inmerso.
  • Haz minipausas regenerativas que engañen al cuerpo y la mente, pudiendo estas pausas coincidir con el final de las partes del punto anterior.
  • Introduce estímulos agradables en los entrenamiento como escuchar música, correr descalzo por la hierba, beber agua con sabor a limón,…
  • Busca compañía con quien realizar el esfuerzo, para que este se haga más ameno y no focalices tanto la atención en la agonía.
  • Cuando entrenes, haz lo mismo pero de diferente manera, así que si quieres hacer series de 1 km, cámbialas por otras similares para que el cuerpo no tenga referencias previas.
  • Del mismo modo, cambia el escenario donde entrenas habitualmente, para así no asociarlo con ciertos esfuerzos agónicos que te limiten de partida.
  • Ponte metas que sean más asequibles para que la agonía buena o mala, no se convierta en una obsesión y un estrés en tu vida deportiva.